El aumento de violencia juvenil es un problema de salud pública
El 38% de los homicidios en México suceden en el sector juvenil y cuatro de cada 100 jóvenes han visto afectada su salud a causa de este fenómeno social.
Foto: Vecernji.ba
Un estudio realizado por científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, revela que la violencia juvenil es un problema de salud pública importante.
Según datos del Banco Mundial, en México el 38% de los homicidios los sufre este sector de la población, y que cuatro de cada 100 a nivel general han visto afectada su salud a causa de este fenómeno social.
Al informar parte de las conclusiones de este análisis, Daniel Hernández Rosete, antropólogo adscrito al Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav, consideró que la violencia en jóvenes es un problema emergente que aún no se considera un asunto de salud pública, porque intervienen otras variables de tipo cultural.
El especialista señaló que da la impresión de que la violencia es un asunto propio de la edad, de la inestabilidad emocional, del término adolescente, cuando en el aspecto epidemiológico ya se habla de muerte, de un proceso que se cruza con variables culturales relacionadas con la forma en que se aprende a ser considerado como hombre verdadero.
Algunos enfoques psiquiátricos consideran que la violencia y la agresión son condiciones naturales en gente joven, “pero los antropólogos pensamos que es un proceso aprendido relacionado con identidades, en este caso de identidades masculinas”, apuntó.
Hernández Rosete indicó que en el contexto social que se vive, los jóvenes son los más afectados por el fenómeno de la violencia, pues ha habido un incremento de muerte violenta en personas de entre 15 y 44 años de edad, y es de tal magnitud que este segmento poblacional perdió cerca de cinco años de esperanza de vida.
Mencionó que la violencia tiene mucho que ver con lo que pasa a nivel nacional, pues existe una desestructuración de las garantías individuales que el Estado tiene la obligación de respetar y de hacer respetar, como el derecho a la vida.
Lo anterior influye en la variable de esperanza de vida en los jóvenes y tiene que ver con el narcotráfico, con sus procesos de reclutamiento y las dinámicas de conflicto entre bandas de ese tipo.
Para enfrentar este escenario, subrayó el especialista, es necesario que se atienda el acceso y la permanencia de los jóvenes en los niveles de educación media y superior, porque anualmente hay un déficit de estudiantes que no tienen acceso a la educación, situación que deberá ser atendida de manera urgente como un elemento que puede contribuir a mitigar los efectos de la violencia estructural.
Esta investigación fue iniciada a partir de un estudio sobre el grupo juvenil identificado como “emos”, un análisis de tipo etnográfico que se inscribe en la corriente fenomenológica del constructivismo social y se realiza mediante entrevistas de profundidad.
De acuerdo con un comunicado del Cinvestav, el motivo de la investigación fue que históricamente los jóvenes han sido discriminados y estigmatizados con discursos psiquiátricos que los caracterizan como emocionalmente inestables.
Sin embargo, el científico considera que este sector de la población tiene un potencial de organización espontánea, más allá de su rango ideológico, pues la organización entre las personas jóvenes le devuelve mucha esperanza al país y a la sociedad.
Una parte de este análisis ha sido publicada recientemente en el libro ‘Etnografía urbana. Estudios de caso en la Ciudad de México’ y en la revista brasileña “Cadernos de Saúde Pública”.
Con información de Notimex.
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erv