La llegada de los chinos a México se remonta a finales del siglo XIX, cuando muchos de ellos llegaron a la península de Baja California con la finalidad de cruzar la frontera con Estados Unidos.
Muchos de ellos lograron la hazaña, pero quienes no, encontraron en nuestro país un buen lugar para vivir, ya que, durante el Porfiriato, participaron en labores como la minería, el cultivo de algodón y el tendido de las vías de ferrocarril.
Entre 1911 y 1934, se inició un movimiento xenofóbico en contra de chinos y japoneses que, como una cacería de brujas, comenzó a culparlos de diversas problemáticas sociales como el uso del opio y la marihuana. Muchos fueron encarcelados, otros deportados e incluso asesinados.
Actualmente, ciudades como Tijuana y la Ciudad de México albergan a un gran número de chinos, quienes han logrado establecer comercios, principalmente dedicados a la venta de aparatos tecnológicos y de comida.
Esto se ha visto impulsado gracias a las políticas comerciales que existen entre China y México, cuya relación se encuentra en auge.