Aumenta exponencialmente el número de personas que practican el Islam en México

El 11 de septiembre del 2001 fue una fecha crucial que redefinió la estructura mundial. En ese fatídico día, en el que terroristas de la organización Al Qaeda atacaron las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en los Estados Unidos, aumentó la tensión entre el mundo Occidental y el Oriente. La retórica contra la religión mayoritaria de Medio Oriente, el Islam, aumentó de forma considerable.

México es un país que se identifica con preceptos muy diferentes a los de los Estados Unidos. Mientras que nuestro vecino país del norte narró la estructura de su Estado-nación a través de la diversidad racial; nuestro país se identificó a través de una sola raza y gente que se denominaron como “La Raza de Bronce”. La peligrosidad de ese discurso ha causado, en gran medida, un racismo sistémico y una cierta “intolerancia” hacia lo “no mexicano”.

En esa compleja trama de tensiones surge el Islam en México: una religión que ha viajado alrededor del mundo y que capta a una gran cantidad de adeptos día a día. De acuerdo con cifras del INEGI, del 2000 al 2015, los mexicanos que se identifican con las enseñanzas del Corán han aumentado de 1500, en el 2000, a 5 mil 260.

Las zonas donde se concentra la mayor población musulmana en México son Torreón, Coahuila, y San Cristóbal de las Casas, Chiapas. En dichos lugares, se han construido mezquitas que cada vez tienen más fieles. Aún no se tiene una cifra concreta de crecimiento para este año.

De acuerdo con el testimonio de Alina García, quien se convirtió al Islam, “aunque la gente la ve raro, aún hay mucha incomprensión sobre el uso de la hijab ya que hay personas que se preguntan si su velo es para cubrir el frío”. La misma Alina contó que para ella, el uso del velo de la hijab es una cuestión que tiene que ver con su valor como mujer ya que se considera como “un diamante”.

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