Trabajadoras sexuales en Chile se vuelcan al internet para adaptarse a los tiempos de COVID-19

Miles de trabajadoras sexuales chilenas que enfrentan una situación precaria después que la intimidad que define su trabajo se alteró por el virus.

Actualizado el 07 julio 2020 18:32hrs 1 minutos de lectura.
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Escrito por: Redacción adn40
Camila Hormazábal, una trabajadora sexual de 24 años, usa un teléfono móvil mientras se prepara para iniciar un encuentro erótico en línea con un cliente, en Concepción, Chile. 7 de abril de 2020.
JUAN GONZÁLEZ/REUTERS

Cuando el club nocturno en el que promocionaba sus negocios en el sur de Chile fue cerrado por las autoridades al extenderse el brote de COVID-19, Camila Hormazábal se quedó sin acceso a su única fuente de ingresos.

La trabajadora sexual de 24 años, que exhibe varios tatuajes en su cuerpo, solía encontrar clientes en un bar del centro de la ciudad de Concepción, en una ocupación que durante cuatro años le permitió ganar 715 dólares al mes. Pero de la noche a la mañana todo eso se esfumó.

Sin tener manera de pagar sus cuentas, Hormazábal decidió entonces recurrir a las videollamadas desde su apartamento y le pidió a sus clientes habituales que la encontraran en línea.

“Las videollamadas que hago igual aportan en algo, pero obviamente no es lo mismo, ya que ni siquiera el mínimo (de lo que puede obtener en un día) gano ahora”, dijo a Reuters por teléfono.

Ella es una de las miles de trabajadoras sexuales chilenas que enfrenta una situación precaria después que la intimidad que define su trabajo se alteró por el virus.

Debido al brote, desde Singapur hasta Alemania y México, las trabajadoras sexuales se han quedado sin ingresos y, a menudo, sin hogar.

En Chile, más de las tres cuartas partes de las al menos 60 mil trabajadoras sexuales son el único sustento de sus hogares y tienen al menos un dependiente, de acuerdo a la Fundación Margen, que les brinda apoyo social, legal y emocional.

Con la necesidad urgente de reemplazar los ingresos perdidos, muchas cambiaron a servicios en línea, ofreciendo a sus clientes videollamadas, fotografías eróticas y videos.

“Las virtuales les llamamos nosotras. Hay unas que producen mucho” dinero, dijo Herminda González Inostroza, de 59 años, una exbailarina de discoteca que ahora actúa como portavoz de la Fundación.

Relax Chile, un sitio web que ofrece contenido para adultos dijo que casi todas sus cuentas habían cambiado ofertas de contacto físico hacia entretenimiento en línea. Si bien significó la pérdida de algunos clientes, abrió puertas a otros del extranjero, dijo un portavoz.

Con información de Reuters

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