Al ser humano le fascina lo prohibido, lo grotesco, lo malo y lo reprobable. Es por eso que se siente atraído por imágenes en las que previamente se advirtió que podría herir su sensibilidad.
¿Por qué caemos tan fácil?
El interés por los otros es atractivo. Gracias nuestro instinto y a fijarnos en las personas podemos aprender y así dedicarnos a controlar nuestra vida.
El morbo se nutre de la enigmática atracción del ser humano por el miedo, lo dañino, lo desagradable, lo malvado.
El morbo y el sensacionalismo están en todas partes. En la publicidad, el trabajo, entre los amigos; cada vez que se habla de la vida de otros, cuando nos enganchamos a imágenes de sufrimiento y muerte.
Sin embargo, nuestra sociedad vive marcada por el exceso y abusar de él tiene muchos riesgos.
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