De visita en París, a donde acudió a ver a unos amigos diputados exiliados por su simpatía porfirista, Manuel Uruchurtu Ramírez, de 42 años, originario de Hermosillo no sabía que nunca más regresaría a casa, pues el político fue uno de los cientos de fallecidos en el hundimiento del Titanic.
Según versiones de su familia, en específico de su sobrino Antonio Uruchurtu, al viajar en primera clase, se le ofreció ser de los primeros en tomar un bote salvavidas.
Sin embargo cuando estaba a bordo del bote, una mujer con boleto de segunda clase se acercó con un bebé suplicando que le dejaran subir, una petición a la que los oficiales de la embarcación se negaron. Fue en ese momento en el que Uruchurtu se levantó y cedió el lugar. Siendo declarado muerto el 20 de septiembre de 1912, luego de que 36 documentos acreditaron su presencia en el trágico viaje.
La escritora mexicana declaró que, cuando se propuso escribir el libro y hacer la investigación correspondiente, no encontró ningún documento fidedigno que corrobora los hechos.
ssb