El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, vetó la ley que despenaliza la eutanasia que ya había sido cambiada por el Parlamento antes las reformulaciones del Tribunal Constitucional.
Marcelo Rebelo de Sousa solicitó al Parlamento que aclare las razones por las que se puede acceder a la muerte medicamente asistida y que especifique si para ello se exige enfermedad fatal, si solo incurable o solo grave.
En la carta que el presidente le envió al Parlamento cuestiona si la aprobación de la eutanasia en España influyó en el cambio. Los jueces terminaron vetando la ley que despenaliza la eutanasia al considerar que algunos conceptos eran “imprecisos”.
El Parlamento aprobó una nueva versión del documento el pasado 5 de noviembre, pero Rebelo de Sousa tampoco la ha promulgado.
La nueva ley de la eutanasia fue aprobada con los votos de gran parte de los diputados del Partido Socialista del Bloco de Esquerda, del animalista PAN, de Los Verdes (PEV) y de Iniciativa Liberal, así como de 13 parlamentarios del PSD (centroderecha) y de dos diputadas no inscritas.
Hace nueves meses, cuando el proyecto sobre la eutanasia llegó por primera vez al Palacio de Belém, el mandatario de Portugal envió el texto a consultas al Tribunal Constitucional porque consideraba demasiado impreciso el concepto de lesión definitiva de gravedad extrema.
La solicitud dividió al alto tribunal para finalmente declarar inconstitucional aquel texto y dejó claro su criterio jurídico sobre la regulación de la eutanasia. “El derecho a la vida no puede traducirse en el deber de vivir en cualquier circunstancia”, declaró el presidente del Constitucional, João Caupersen, en su lectura del fallo en marzo pasado.
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