Este es el proyecto que Walt Disney nunca pudo terminar

Te compartimos la historia de ‘Destino’ el proyecto que realizaron Salvador Dalí, el maestro del surrealismo, y Walt Disney.

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Escrito por: Redacción adn40
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Salvador Dalí y Walt Disney se conocieron en el rodaje de Recuerda, la película de Alfred Hitchcock para la que el artista español había pintado algunos fondos y decorados, en ese lugar nació una amistad que los llevaría a colaborar en un proyecto juntos.

Se dice que la idea entre estos dos grandes nació en 1945 durante una fiesta ofrecida por Jack Warner, en Hollywood; tanto Disney como Dalí congeniaron y acordaron unir sus talentos para elaborar una obra animada única e impactante.

Sin embargo, aunque el proyecto prosperó y dio algunos frutos no llegó a concretarse por diferencias artísticas y también por los problemas económicos que golpeaban a Disney en esos tiempos, donde recién había terminado la Segunda Guerra Mundial.

Destino, el proyecto entre Dalí y Disney

Para 1946 ambos comenzaron a trabajar en el proyecto, algo sumamente original e innovador pues en ese entonces nadie había conjuntado el arte surrealista y la animación.

El artista español escogió la canción “Destino”, del compositor mexicano Armando Domínguez, como la pieza que musicalizaría el cortometraje. Posteriormente Dalí comenzó a crear imágenes, dibujos y trazos para plasmar sus emociones; aunque algunos dicen que solía hacer lo que le venía en gana y trabajaba sin responder ante nadie.

Conforme el tiempo las diferencias sobre el proyecto fueron más evidentes, mientras Dalí lo describía como “una exposición mágica de vida en el laberinto del tiempo"; Disney lo explicaba como “una simple historia de amor: un chico que conoce a una chica"; es decir, ya no compartían un mismo objetivo creativo.

¿Por qué no se pudo concretar el proyecto entre Dalí y Disney?

La idea de Dalí para este proyecto era insertar imágenes dobles ocultas en cada diseño, es decir, que a través de una forma que el espectador reconocía se fuera pasando de poco en poco a otra cosa, para que al final se viera como algo totalmente distinto.

Sin embargo, mientras más tiempo pasaba, las diferencias eran mayores, y lo peor es que para ese momento ya se habían gastado miles de dólares en el proyecto.

Según registros del Bank of America, Disney desembolsó alrededor de 70 mil dólares para el pago de los servicios de Dalí, sin embargo, después de varios meses de trabajo frustrado la colaboración se canceló sin poder finalizar el proyecto.

Desde entonces las imágenes surrealistas quedaron enlatadas y almacenadas en un contenedor de un remoto almacén de los estudios. Además, la compañía de Disney se enfrentaba a deudas cada vez mayores, ni siquiera el éxito de Dumbo fue suficiente para mejorar económicamente hablando.

Aunque Dalí se sintió decepcionado por los acontecimientos, en el fondo siempre mantuvo la esperanza de que los malos tiempos pasarían y que Destino llegaría a proyectarse en salas comerciales.


A pesar de las diferencias la amistad entre ambos continuó y en distintos momentos siguieron expresando su admiración mutua.

Le considero un amigo. Nuestra relación laboral fue muy alegre, por si alguien se lo pregunta. Dalí no es el culpable de que este trabajo en el que los dos estábamos inmersos no se haya completado, escribió Walt Disney.

Animación de Dalí y Disney

Destino permaneció archivado al menos unos 58 años, hasta que el sobrino de Walt, Roy E. Disney, encontró los sketchs y el material producido por el artista español.

Encantado con la idea, decidió concluir el proyecto, destinó los fondos necesarios para crear la animación y la producción.

Tras varios meses de trabajo se estrenó el corto dirigido por el animador Monfréy Dominique, al final la pieza de Dalí y Disney utilizó la animación tradicional y por computadora.

Los siete minutos en los que los dibujos y bocetos realizados por Salvador Dalí tomaron vida gracias al equipo de animación de Walt Disney exponían el romance de una chica con el dios griego del tiempo (Cronos).

Destino estuvo nominado al Oscar en 2003 en la categoría de “Mejor cortometraje animado” y aunque no ganó, la pieza retrata la obra surrealista de uno de los más grandes exponentes del arte en el mundo.

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