La contradicción de Morena: El cambio de régimen que nunca llegó
De promesas de austeridad a viajes de lujo y mansiones. El movimiento de la 4T enfrenta un cuestionamiento profundo sobre la coherencia de su discurso.
Todo movimiento político tiene un espacio para la discrepancia entre lo que promete y lo que hace. La población, en un acto de simpatía, a menudo les brinda un manto de protección, pero esta tolerancia no es infinita. El movimiento Morena parece estar estirando este margen al máximo, mostrando una distancia enorme entre su discurso de “purificación de la vida pública” y sus acciones en la realidad.
El caso de Fernández Noroña es el más notorio. Después de desafiar públicamente a que le demostraran que viajaba en “clase preferente”, admitió sin remordimiento que usa “business” por comodidad. Esta contradicción se agudiza al cuestionar la posesión de su casa de 12 millones de pesos, un bien que contrasta con el “plebeyo” que él mismo proclamó haber llegado a la presidencia del Senado. El texto sugiere que estas contradicciones no son un “cambio de régimen”, sino un simple “cambio de grupo político”, donde las viejas prácticas persisten.
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El cinismo en la vida pública y la falta de consecuencias
La confesión de “El Mayo” Zambada, quien asegura haber pasado 50 años corrompiendo a políticos y policías, intensifica la gravedad de este escenario. Esta declaración es una "ópera” que expone la profunda descomposición del sistema. La pregunta final es contundente: "¿No les parece suficiente eso como para que empecemos a cambiar?”. Las prácticas no han cambiado, solo el grupo que las ejerce, lo que deja un interrogante sobre la verdadera naturaleza del “cambio” prometido.
El cambio de régimen que nunca llegó, la contradicción de Morena
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