Pulquerías tradicionales de la CDMX, al borde de la extinción
Lugares de música regional, sana diversión y de convivencia directa con los habitantes, podrían desaparecer en los próximos años.
En calles de La Merced y algunas colonias aledañas, aún sobreviven las pulquerías tradicionales. La Chupamirtos, cercana a las naves del Mercado, tiene al menos 80 años de operar y aún conserva las abatibles puertas rojas de madera de los locales antiguos.
Ese lugar emblemático por su pulque tlaxcalteca de la Hacienda del Razo, servido en variedad de tres curados de sabores como avena, cacahuate y mango, así como el tradicional pulque natural o blanco.
La pulquería El Recreo de Manzanares, ubicada en la calle del mismo nombre, es atendida por Don Poncho y conserva el estilo de los viejos establecimientos; en sus entrañas alberga a parroquianos que aún juegan dominó y cartas mientras disfrutan de pulque natural traído también de Tlaxcala.
Entre sus paredes viven representaciones pictóricas urbanas de las tradiciones que dan identidad a los mexicanos, como la de la leyenda que da vida al origen del pulque y cuya deidad es Mayahuel, amante de Quetzalcóatl.
Antiguamente era común beber pulque entre las familias mexicanas, sin importar su condición social; en la actualidad, el pulque se consume solo en comunidades nahuas, mazahuas, otomíes y matlatzincas de la Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz.
El pulque, una bebida tradicional que da identidad a los mexicanos corre el riesgo de extinguirse en las pulquerías tradicionales. Lugares de música regional, sana diversión y de convivencia directa con los habitantes podrían desaparecer en los próximos años.
fcj
