Pide Papa a las monjas peruanas que no “sean chismosas”

"¿Saben lo que es una monja chismosa? ¡Es terrorista! Peor que los de Ayacucho hace años; porque el chisme es como una bomba: tira la bomba y se va tranquila”.

Actualizado el 16 junio 2020 18:28hrs 1 minutos de lectura.
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Escrito por: Redacción adn40
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El Papa Francisco se reunió con 500 monjas contemplativas en el Santuario del Señor de los Milagros de Perú, en su última actividad en este país.

Después de rezar con ellas en un clima de gran recogimiento, en un discurso las llamó a no tener rezar sin vergüenza por la unidad de la Iglesia, por todos los necesitados “y cuando sea posible, a ayudarlos no sólo con la oración, sino también con el servicio concreto”.

Desplegó entonces todo su humor porteño desde el principio. “Al verlas a ustedes aquí, me viene un mal pensamiento: que aprovecharon para salir del convento un rato y dar un paseito”, dijo, haciendo estallar una primera carcajada entre las monjas.

Luego de llamarlas a tener una oración misionera e interceder por “hermanos presos, emigrantes, refugiados y perseguidos, familias heridas, pobres, enfermos y víctimas de dependencias”, las llamó a no ser amargadas. “Ay de la monja que tiene el corazón encogido. Por favor, busquen remedio. No se puede ser monja contemplativa con el corazón encogido.

“Les pido que recen mucho por la unidad de esta amada Iglesia peruana, porque está tentada de desunión”, les pidió asimismo, aludiendo a los contrastes en el seno del episcopado local. “El demonio es mentiroso y además, chismoso. Busca dividir, quiere que en la comunidad hablen mal las unas de las otras”, advirtió luego. Y comparó a las monjas chismosas con “terroristas de Ayacucho” de hace años, aludiendo a Sendero Luminoso, el conocido grupo terroristas de izquierda que sacudió a Perú en la década del ’90. “Porque el chisme es como una bomba. Ya saben que el mejor remedio para no chismear es morderse la lengua. La enfermera tendrá trabajo porque se mordieron la lengua, pero no tiraron la bomba. Y acuérdense de los terroristas de Ayacucho cuando tenga ganas de pasar un chisme”, dijo, cuando ya reinaba un clima muy relajado en el templo.

“Queridas hermanas, sepan una cosa: la Iglesia no las ‘tolera’ a ustedes. ¡Las necesita!”, arengó. Y se despidió con un clásico: “Y por favor, siguiendo con la lista de pecadores, no se olviden de rezar por mí".

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